Título
: [Carta] al
Doctor Luciano de Negrón canónigo y arc[edian]o de Sevilla,
provisor sede vacante.
Autor :
Anónimo
Lugar - Fecha : años 1580. Sevilla.
[Se puede situar
la fecha entre 1580 y 1582, puesto que alude al gobierno anterior del
arzobispo Cristobal de Rojas muerto en 1580, sustituido únicamente
en 1582 por Rodrigo de Castro].
Palabras
claves :
moriscos, evangelización, herejía, resistencia, iglesia,
corrupción, Sevilla, siglo XVI.
Localización :
R.A.H. Jesuitas Tomo 104, leg. 9/3677 exp. 22
Al Doctor Luciano de Negrón canónigo y arc[edian]o de
Sevilla, provisor sede vacante.
A los Señores prelados que an sido de esta silla y a sus
provisores e dado avisos de cosas graves con qué descargarles
sus conciencias y lo mismo haré en el tiempo que durare esta
vacante pues soy tan servidor de VM, teniendo cuidado no le encarguen
a VM la conciencia, especialmente en casos de moriscos y de clérigos
disolutos.
En tiempos de Don Cristobal le di aviso que los moriscos del reino de
Granada vivían de por sí en corrales sin admitir cristiano
viejo ninguno por causa de que no fuesen vistas ni entendidas las çanbras
y ritos mahométicos que hacían y los delitos que cometían
los moriscos el día que bautiçavan sus hijos porque, con
agua caliente, les labavan y limpiavan las partes donde se les pone
el olio. Esto se remedió con mandar que biviesen entre cristianos
como ahora lo hacen, de donde resultó saberse y entenderse su
mala vida y el descuido y mal tér[min]o de proceder de los fiscales
y curas de ellos, que son culpa de sus delitos por lo que les toman
y llevan hordinariamente, como lo a fecho Bartolomé de Artiaga,
viejo fiscal de los moriscos que oyen misa en Sant Blas, como está
probado en la causa que se a fecho contra Luis de la Cruz, Miguel su
hijo y mujer y nuera, que entra áspero a reñirles el no
yr a misa y unas veces le dan el palomino y otra la gallina, otra vez
los cuatro y los ocho reales, lo qual hacen de muy buena gana porque
son enemigos de Dios y huyen de su pres[enci]a.
Se ha visto en San
Marcos llevar Sama, cura que es un buen cristiano, y Antonio de Queto
su fiscal, que anbos hacen el officio como deven, a un morisco a misa
como ellos lo dirán y, al tiempo de alzar el Santísimo
Sacramento, se vio que este morisco ponía el sombrero delante
y metía la mano con una higa [sic] en el sombrero dándola
al Smo Sacramento, el qual fue servido que se entendiese su delito y
fue llamado por los señores inquisidores y confesó sus
pecados, fue açotado y echado en galeras. Y por no ser llevados
delante de Dios con muy larga mano sobornan a los fiscales y curas.
Yo conocí cura que el día de Pasqua de resurreçión
amanecían en su cassa treinta y quarenta corderos y carneros
los quales le ynbíavan los moriscos por las disimulaciones y
conocí fiscal de moriscos que confesava que le valían
más de cinquenta mil mrs cada año porque de los tenderos
llevan hordinariamente los fiscales el carbón, aceyte, sal, especias,
fruta, verdura con que sustentan su casa y así los tenderos no
van a misa como lo dirá Francisco de Acosta, procurador de esta
audiencia, que en su collación de San Lorenzo echó bien
de ver que ningún morisco tendero yva a misa; y lo dirá
el Vachiller Pedro Ponce, cura de Oniun Santorun [sic], hombre honrado
y buen cristiano que es cura de los moriscos de San Lorenzo (...) y
a querido muchas veces dar memoria de los que no van a misa.
Y siguiendo el
particular del dho Bartolomé de Artiaga, fiscal, y del Ldo Alonso
de Herrera, cura de sus moriscos, digo que en la collación de
Oniun Santorun en la calle de Santo Antonio biven [sic] un sastre que
le hace de vestir de valde y éste es disimulado por él
y por su cura y no va a misa al ospital. Junto a la barrera de Alvar
Negro viven dos boticarios, el primero se llama Agustín y es
morisco : no va a misa con los otros moriscos ni lo a visto cristiano
en la iglesia de los moriscos y yo e topado al dicho Bartolomé
de Artiaga cerca de la botica con un moço con un vaso lleno de
jarabes y el víspera de Navidad pasada llegó el dicho
Bartolomé de Artiaga con un moço con tres espuertas grandes
a casa de Luis Hernández, morisco, y se las yncheron de fruta
y no contento con esto bolvió de allí a un poco e ynchó
ambas faltriqueras, y Catalina de Avila, su mujer [del tendero morisco],
bisto la insolencia y sin razón dijo a un cerrajero biejo que
vive pared por medio de ella ¿no es mejor ir a misa que no dar
mi hacienda a estos ladrones? Contra esta morisca y contra Luis Hernández,
su marido, tengo hecha información que pende ante VM por donde
consta [sic] ser malos cristianos, porque no sólo no van a misa
pero estando heridos de landre despreciaron el Smo Sacramento de la
confesión yendo el cura Navarrete a confisarlos y no quisieron
y se les murió en casa un morisco sin confisión que no
quisieron llamar quien le confesase.
Finalmente, por
no yr a misa ni tratar de cosas de cristianos dan su hacienda de larga
mano y es justo que los tales curas y tal fiscal no encargue la conciencia
a su prelado que era. Y un hombre cura de moriscos como es Sama y Antonio
de Queto su fiscal que pueden juntar sus moriscos con los de San Blas
y administrarlo [sic] an con cristiandad (...).
Publicado
en
Michel
Boeglin : "Conjonction des pouvoirs et désarticulation
des réseaux de croyants : les morisques à Séville
(1560-1610) " Actes du colloque international Familles, pouvoirs,
solidarités (XVe-XXe siècle), Montpellier, ETILAL,
2002, p. 237-263.