En efecto, desde el instante que un signo está clasificado
(por ejemplo, una proposición contenida en un texto clasificado como
símbolo dicente) puede considerarse que todos los signos cuya existencia
presupone (su sintaxis) están automáticamente tomados en cuenta.
Entonces, es inútil clasificarlos, a priori, con la sola excepción de
que formen parte de la significación global de manera autónoma. Así es
que un nombre propio (Guermantes, por ejemplo,
en Proust) es un legisigno indicial remático
implicado en una proposición ya que designa a un individuo singular
sujeto de esa proposición pero es también un símbolo
remático cuyo objeto es la aristocracia de la que él es su réplica).
La aplicación del modelo habrá producido una distinción metodológica que
da exacta cuenta del doble funcionamiento de ese nombre propio cuyas
características son tales que puede servir a la vez para designar a un
individuo singular al mismo tiempo que representa una clase social para
un interpretante "standard". La primera de esas contribuciones
al sentido se incorporará a la clasificación de la proposición en símbolo dicente; la segunda se tratará separadamente en la
clasificación de Guermantes en tanto que símbolo
remático.
Por ejemplo, el análisis de un texto producirá un
cierto número de niveles, haciendo corresponder a cada uno de los
elementos del reticulado su sintaxis
particular y aquella que surge de su relación con los elementos
restantes. Esto puede mirarse como un hojaldrado por encima de un texto,
cada una de las "capas" "hojas" contiene los signos de una misma clase
de signos. Sin embargo, puesto que un texto, por ejemplo, hace aparecer
de manera recurrente sujetos (seres animados o cosas), estando cada uno
de esos sujetos implicados en proposiciones diferentes a títulos
diversos, queda claro que todos esos niveles se encuentran
interconectados. Son conexiones que aseguran la globalidad del sentido
haciendo del texto un hojaldrado cierto pero sus hojas están conectadas
de modo tal que ninguna de ellas quede libre de ataduras.
En
consecuencia, teniendo en cuenta lo que antecede, si se es capaz de
encontrar un signo cuya sintaxis recubra todas las sintaxis de todos los
signos detectados, entonces queda claro que se tiene un signo
globalizante capaz de dar cuenta del sentido del conjunto analizado.
Ocurre que las propiedades algebraicas del reticulado
de las clases de signos son tales que esta operación es siempre
formalmente posible.
Inversamente, el reticulado da también la
posibilidad de encontrar una clase de signos contenida en todas las
clases detectadas en el análisis e indica un signo cuyas cualidades
corresponderán a las cualidades del sentimiento (qualities of feeling)
producidas por el todo, es decir a las impresiones o a las emociones
globales.
Vemos que el modelo puede alcanzar una complejidad formal en
relación con la complejidad observada en los conjuntos a analizar y
permite alcanzar el análisis semiótico más allá de los códigos
camineros, de las consignas para el lavado de ropa, etc... Sin embargo,
como por construcción integra la complejidad respetándola, podrá dar
lugar a una metodología razonablemente compleja.
Indice de la zona roja. Recorrido aconsejado.