¿CUAL ES LA IMPORTANCIA LITERARIA DEL NOMBRE PROPIO?
Tiene una importancia evidente para el análisis textual dado su funcionamiento original en cuanto signo lingüístico.
PARA SABER MAS...
R. Barthes pone el acento sobre "la hipersemanticidad" del nombre propio: Un nombre propio siempre debe examinarse cuidadosamente, ya que el nombre propio es, puede decirse, el príncipe de los significantes". Por otra parte, propone llamarlo el Nombre.
"Su generalidad es de apertura, posibilidad de generación infinita de significaciones" (Peirce).
Más que su dimensión como índice, son sus dimensiones icónica y simbólica las que interesan al análisis textual. El nombre propio, de una manera económica, abre "avenidas de sentido".
"Dominar el sistema de los nombres... es dominar las significaciones esenciales del libro". R. Barthes insiste particularmente con esto en sus comentarios sobre la onomástica prousteana y no podemos menos que remitir a él (Barthes 1972).
Un ejemplo tomado a R. Barthes muestra a la vez la motivación del nombre propio y los efectos de sentido que puede suscitar el análisis del Balbec en la onomástica de Proust.
Pone en evidencia cierta motivación fonética o gráfica, una equivalencia que se establece por ejemplo entre el sonido y el color a lo largo de sucesivas metáforas. "Si Balbec significa por afinidad un complejo de olas de altas crestas, de acantilados escarpados y de arquitectura erizada, es porque disponemos de un substituto conceptual, el de la rugosidad, que vale para el tacto, el oído, la vista"... El nombre propio es un signo motivado por razones aún más culturales (¡si fuera posible!). En efecto, cuando se inventa un Nombre, se lo crea siguiendo modelos fonéticos y gráficos presentes en la lengua. El Nombre adquiere así una legitimidad histórica al mismo tiempo que se carga de sentido por el sesgo de esta cultura. Así, Molière designó acertadamente a M. et Mme. Sotenville, ya que más allá del juego de palabras que califica a los individuos, la terminación "ville" los categoriza socialmente remitiéndolos a la pequeña nobleza de provincia, la de los hidalgüelos sin dinero y mezquinos. De esta forma el anclaje histórico y social de esos personajes queda logrado desde el comienzo del juego gracias al Nombre (sin hablar, en esta pieza, del nombre del personaje principal, Georges Dandin, cargado también de sentido si nos remontamos por ejemplo a su origen y si abordamos sus empleos).
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Recorrido aconsejado.