¿COMO FORMAR LOS INTERPRETANTES LITERARIOS?

La lectura literaria se caracteriza por la puesta en ejecución de interpretantes particulares que desbordan ampliamente los de la lectura puramente informativa centradas sobre el objeto del texto (un estado de cosas cuyo texto es el signo). Ya no se trata simplemente de encontrar un "buen" objeto (ver pregunta 96), sino de analizar y de explicar las vías y medios a través de los cuales el texto produce emociones, efectos de realidad, la actualización de conceptos, leyes o hábitos y cómo los combina. Es una lectura centrada sobre el interpretante. Se confronta, por un lado, con la subjetividad con reenvíos incesantes a la cultura completa y, por otro lado, con las limitaciones de las restricciones objetivas de su ejercicio. La semiótica peirceana aporta elementos de organización y de síntesis que dan acceso a una metodología de la lectura literaria. Formar los interpretantes de los alumnos consistirá esencialmente en enriquecer su experiencia organizándola.

Recorrido aconsejado.


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1. El sentido literario parece subjetivo, inaprehensible: nadie mejor que Barthes describió este aspecto de la confrontación con una obra literaria. Según él, "interpretar un texto, no es darle sentido, por el contrario, es apreciar la pluralidad de que está hecho" (S/Z, p. 11); al texto lo gobiernan códigos que son "perspectivas de citaciones, espejismos de estructuras"; son "voix off latérales" que tejen el texto. Toda tentativa de estructuración sólo podrá destruir el objeto que se pretende estudiar, ya que es demasiado inestable, evanescente, multivalente, disperso como para resistir a los protocolos que impone la racionalidad científica. Todo lo que puede el analista es "indicar el tipo de saber (físico, fisiológico, médico, psicológico, literario, histórico, etc...) que se cita (sin llegar jamás a construir -o reconstruir- la cultura que articulan" S/Z, p. 27).

2. Las limitan los desbordes de la subjetividad: las restricciones interpretantes son índices que gozan del estatuto de la objetividad. En este sentido, éstas no pueden ignorarse; cuanto más, pueden pervertirse. Inhabilita vías (y "voces") a la interpretación, reduce campos, algunas veces los designa, incluso de manera imperativa. Una fecha, un nombre de lugar que existe, por ejemplo, aún cuando son particularmente evocadores anclan un texto a pesar de todo en el tiempo y el espacio de manera irreversible. Cada restricción interpretante opera como un tope que determina, explícitamente o por ausencia, un conjunto de campos "autorizados" por la lectura literaria.

3. Las categorías peirceanas organizan la "galaxia de las significaciones": el interpretante no es el intérprete . La noción de interpretante resitúa la subjetividad en el mundo mirándola como el aspecto particular, localizado de una red organizada de instituciones sociales que es accesible a la observación científica. Además los interpretantes se categorizan y jerarquizan mediante el análisis peirceano lo que produce una estructuración de los textos en niveles. Entonces, la intertextualidad puede aparecer: por ejemplo, la comparación de las estructuras de Poil de Carotte de J. Renard, de Vipère au poing de H. Bazin de l' Enfant de J.Vallès permite destacar un ícono-diagrama de las relaciones entre un niño no querido, su madre y el resto de sus parientes. Un agrupamiento de textos sobre la descripción de una comida de casamiento (Flaubert, Maupassant, Colette,...) aporta la noción de "boda campesina", sobre todo si, por el contrario, se estudia también la descripción de una comida burguesa más refinada y se la agrega el estudio de una comida de Gargantúa que permitirá destacar el signo "gargantuesco".

Sobre el ejemplo de un texto narrativo, puede mostrarse el mecanismo de la interpretación literaria y poner en evidencia los tres tipos de interpretantes necesarios :
Por ejemplo, en "Farce normande" de G. de Maupassant (Contes de la Bécasse), cómo llegar a los conceptos de animalidad y de rusticidad que son interpretaciones posibles del texto (en su primera parte, el cortejo y la comida de bodas). Llevar a los alumnos a formar esos conceptos, a comprender consecuentemente los proyectos del autor (aquí su punto de vista desvalorizante y pesimista acerca de la naturaleza humana) es enseñarles a reconocer ciertos códigos y a establecer relaciones entre ellos.

Hay que considerar en principio el nivel de las impresiones (primeridad o iconicidad) y el nivel de los existentes y de los hechos relatados (secondidad o factualidad). Esas impresiones y efectos de realidad se producen por las imágenes, las comparaciones y las metáforas: los colores (muy vivos), los olores (comilona, polvo), los ruidos (disparos), la descripción de los animales que miran pasar la boda (los terneros, con sus grandes ojos, el hocico tendido hacia la boda), las acciones de Patu (Patu brincaba como un potro), producen un efecto de embriaguez, de euforia, de exuberancia, y también de violencia, de fuerza brutal.

Luego hay que pasar al nivel de los conceptos (terceridad o intelección) tomando en cuenta, por ejemplo, el simbolismo de los colores en nuestra cultura, retraducirlo en la categoría de los sentimientos, lo que da una equivalencia entre los colores fuertes, su exaltación (el rojo sangre y el verde seco se combinan) y la fuerza y la exacerbación de los sentimientos. Seguidamente se comprobará el acercamiento sistemático entre los animales y los hombres.

Finalmente se llegará al argumento que gobierna todos esos hechos en la primera parte. El autor muestra que los hombres actúan como animales. La interpretación del texto en su conjunto se hará apoyándose sobre esta primera conclusión: premisa del argumento global. En definitiva, se mostrará cómo este texto "trenza" los campos de la animalidad y de la humanidad mediante un índice del segundo tipo (un índice-rastro).

4. Formar los interpretantes, es enriquecer la experiencia de los alumnos organizándolos: enriquecer la experiencia de los alumnos consistirá, para cada texto, en detectar todas las posibilidades de acotamiento mediante códigos y estructuras ya conocidas; en hacer comparaciones con otros textos (intertextualidad) en cada uno de los tres niveles y también en inventariar las restricciones que limitan los campos (respetar la objetividad del texto). Organizar la experiencia es, al mismo tiempo, categorizar y jerarquizar para detectar estructuras características. Finalmente, se buscarán las evoluciones de esas estructuras para ir hacia la descripción de la semiosis cognitiva .

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