¿COMO CLASIFICAR SEMIOTICAMENTE A LAS PALABRAS?
Las palabras, signos lingüísticos, están clasificadas por la semiótica peirceana como todos los otros signos, independientemente de su categoría gramatical. Esta clasificación puede, inclusive, cuestionar ciertos recortes tradicionales.
PARA SABER MAS...
En tanto que semiótica general, la semiótica peirceana clasifica a todos los signos . Peirce mismo, categoriza las palabras de la lengua. Hay signos que califican -los legisignos icónicos- como los adjetivos calificativos y los adverbios de modo. Hay signos que muestran, que designan (como lo haría un dedo indicador) o que establecen relaciones en la frase o el texto -los legisignos indiciales- son: los nombres propios, los pronombres personales, demostrativos, relativos, indefinidos, los determinantes definidos, los adverbios de tiempo y de lugar y de un modo general todos los morfemas de ligazón (conjunciones y preposiciones). Finalmente, hay signos que nombran las clases de seres o de cosas, los nombre comunes y aquellos que nombran las relaciones entre las clases, los verbos con sus valencias verbales; se trata entonces de símbolos.
Esta clasificación lleva a observaciones.
Esta forma de clasificar destaca la fenomenología de la palabra, es decir el efecto que produce en una mente. Las categorías gramaticales sólo toman en cuenta la dimensión sintáctica de esta fenomenología, es decir relaciones de la palabra con las otras palabras sobre el eje sintagmático del lenguaje. La clasificación peirceana toma en cuenta simultáneamente las dimensiones semántica y pragmática, es decir las relaciones de la palabra con su objeto y su interpretante (por un lado, lo que significa y por otro, de que modo lo significa).
Vemos que esta forma de clasificar no tiene en cuenta (sino para nombrarlas) a las clases gramaticales y cuestiona ciertos recortes: es el caso del funcionamiento de la palabra con la redefinición del nombre común por una parte y del nombre propio por la otra. También vemos que es el caso de los adverbios, para los que el "sentido" se reintroduce, los unos "calificando", los otros "indicando" espacios o tiempos.
Es el caso de los pronombres que Peirce divide en dos grupos y ese recorte del campo de los pronombres puede extenderse al de los determinantes, siguiendo el mismo modelo . Esta clasificación muestra que la noción de la "palabra" es a la vez demasiado general y demasiado restringida.
Demasiado general porque recubre categorías tan diferentes como la del nombre y la de los morfemas de ligazón (preposiciones y conjunciones) y porque constatamos que hablar de "palabra" es a menudo hablar de "nombre".
Demasiado restringida para la metodología peirceana y que prefiere
la noción más amplia de signo: todas las palabras son signos
lingüísticos pero no a la inversa. Así una proposición
es un signo (un símbolo dicente), un grupo
nominal es un signo (una réplica de legisigno
indicial dicente o remático según
el caso). Finalmente, tres proposiciones vinculadas lógicamente
constituyen un signo (un argumento).
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